No sé bien la antigüedad de este local, pero sí que está allí, desde el tiempo suficiente como para decir que desde siempre; se encuentra en la zona de Oliveros frente a su iglesia (un buen confesionario).
Si queréis, es un local anodino, ni su decoración ni sus instalaciones son para recordar, pero nada que objetar sobre su limpieza, ni sobre su amplitud y comodidad; es grande con una enorme barra y con espacio suficiente entre sus mesas, para no molestarse entre ellas ni estorbar el paso a los que pasan en dirección a la barra.
Mantiene desde hace muchísimos años una amplísima PIZARRA (literalmente) de tapas, alguna de ellas son curiosas, probad las Papas de pueblo y sus múltiples montaditos.
Pero, para mí, las mejores son dos curiosidades en las listas de tapas de Almería, la OREJA DE CERDO COCIDA CON PIMENTÓN,
con una ternilla, realmente tierna pero sin deshacerse y que logra mantener siempre con la misma gracia y una tapa olvidada LA SANGRE (ya comentare otro que la mantiene).
El personal que, por cierto, no cambia, es atento y profesional, tal vez no demasiado simpático, pero no tienes que esperar innecesariamente y su trato es muy amable.
Como digo siempre, a mi me gusta.
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